Los mayas y la importancia de los equinoccios

En muchas zonas arqueológicas mayas se aprecian fenómenos arqueoastronómicos durante el equinoccio y el solsticio.


La cultura maya es una de las culturas antiguas más importantes en el mundo, que data del año 2500 a.c. y se sabe que los primeros asentamientos se dieron en la región de Guatemala. Posteriormente se desplazan hacia México, llevando a cabo la construcción de grandes ciudades en el periodo clásico (del 300 al 900 d.c), como Palenque, Calakmul, Dzibanché, Cobá, Chichén Itzá, entre otras.

Los mayas llegaron a su esplendor en el periodo clásico, periodo en el cual ellos tuvieron las condiciones climatológicas adecuadas que los ayudó al desarrollar su conocimiento en temas de arquitectura, pintura, escultura, matemáticas, astrología y astronomía. En cuanto al conocimiento astronómico, los mayas lo desarrollaron a través de la observación y pudieron conocer y darse cuenta de que todo en el cielo era cíclico, es decir que los diferentes movimientos de los planetas se repetían después de cada determinado tiempo; conocimiento que les sirvió para la construcción de sus 17 diferentes calendarios, como lo son el solar, lunar, la cuenta corta, la cuenta larga; así como el calendario de Venus.

Sabemos que los mayas estaban obsesionados con la observación de los cuerpos celestes, ya que pensaban que eras sus mismos dioses y trataban de comunicarse con ellos o predecir lo que ellos necesitaban, para poder alimentarlos, de lo contrario los dioses podían morir y el mundo perecería.

La vida de los mayas estaba regida por la religión y llevaban a cabo diferentes ceremonias y rituales con la finalidad de tener contentos a sus dioses, alimentarlos por medio de una danza, música, el humo, el olor de las flores y objetos valiosos; tales como piedras de obsidiana, jadeíta, ámbar, conchas, corales, comida y bebidas hechas de maíz, miel y cortezas de algunos árboles.

Según los mayas el evento de la creación ocurrió el 13 de agosto del 3114 a.c., cuando los dioses crearon las montañas, el cielo, los animales, las plantas y al hombre que los iba a adorar. En su cosmovisión, los mayas pensaban que el universo estaba divido en 3 niveles: El cielo con 13 estratos con 13 diferentes deidades, la tierra en forma plana, cuadrada y con 5 rumbos cósmicos, la cual descansaba sobre el lomo de un cocodrilo gigante y finalmente el inframundo con 9 niveles, gobernado por los señores de la noche.

La mayoría de las ciudades mayas cuenta con representaciones de sus deidades y el universo mismo, orientadas en base al movimiento del sol y en algunos casos, los edificios marcan la salida del sol ciertos días del año; haciendo de dichas ciudades verdaderos relojes solares, como en el caso de la maravillosa zona arqueológica de Chichén Itzá, la cual fue reconocida como una de las 7 maravillas del mundo por su monumentalidad, arquitectura y misticismo. Chichén Itzá es un lugar mágico donde se aprecia el fenómeno de luz los días de equinoccio, 21 de marzo (equinoccio de primavera) y el 21 de septiembre (equinoccio de otoño), cuando el sol se encuentra en el centro del ecuador, iluminando la tierra por ambos lados, en partes iguales, permitiendo que el día y la noche duren exactamente 12 horas.

La llegada del Dios Kukulkán

Esos días, la presencia de una de las deidades más importantes del mundo maya se hace presente en la fachada noroeste de la gran pirámide o castillo, con el descenso del gran Dios Kukulkán o serpiente emplumada; cuyo cuerpo se forma cuando los rayos del sol, al momento de ocultarse en el horizonte, atraviesan las 9 esquinas de la fachada noroeste, conectando con la cabeza de la serpiente que se encuentra en la base de la pirámide.

Para los antiguos mayas, el descenso de la serpiente tenía un importante significado, ya que cuando ellos veían al dios Kukulkán descender del cielo el 21 de marzo, sabían que era el momento indicado para sembrar maíz y el 21 de septiembre era el momento de la cosecha.

Los días del descenso de la serpiente se realizaban celebraciones y peregrinaciones hasta la boca del cenote sagrado, que conecta con la pirámide, para hacer ofrendas al dios de la lluvia Chaac, que consistían en sacrificios humanos y el depósito de algunos objetos de valor. Según algunos expertos, los días 21 de marzo el dios Kukulkán descendía al inframundo por medio del cenote y los días 21 de septiembre el dios retornaba al cielo a través de la pirámide.

Los espectadores que asisten a Chichen Itzá los días de equinoccio, comparten un momento en el tiempo con los antiguos mayas, ya que la leyenda dice que los mayas también presenciaron la misma imagen hace mil años. Kukulkán, uno de los más monumentales de todos los sagrados, fue el dios maya del rejuvenecimiento y la renovación de la vida.

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